Crecer o no crecer, esa es la cuestión. Ese es el soliloquio en el que se vio envuelto, en los últimos días, la gestión de la presidenta, Cristina Fernández. Sucede que el cambio de metodología ha mostrado que el tren del crecimiento, que ha venido sosteniendo el Gobierno nacional durante la década kirchnerista, se ha quedado sin combustible porque el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) modificó la metodología de cálculo. Así, tomado a valores de 2004, el Producto Bruto Interno (PBI) de 2013 pasó del 4,9% difundido por el mismo organismo estadístico en enero al 3%, dado a conocer recientemente por el ministro de Economía, Axel Kicillof.
La economía argentina ha pasado de la primavera registrada en la primera gestión de Cristina al invierno de estos tiempos, con un enfriamiento de la actividad que, este año, puede llegar al -1%, un escenario claramente recesivo, según las proyecciones de Abeceb.com.
El director de esa consultora, Dante Sica, ha planteado que el crecimiento de 2013 estuvo explicado principalmente por una buena cosecha agrícola y por el repunte del mercado automotriz en el primer semestre del año, a lo que se sumó una aceleración del gasto público en un contexto electoral.
Ahora bien, la pregunta obligada es: ¿cuál es la repercusión de este anuncio del crecimiento para 2013? Por un lado, dice Sica, con este registro (surgido de una metodología avalada por el FMI, un dato que no hay que dejar de tener en cuenta a la hora de analizar justamente los efectos) el gobierno se verá exceptuado de desembolsar alrededor de U$S 3.500 millones de cupones atados al PBI a fin de año -en realidad, U$S 2.000 millones en la divisa norteamericana y el resto en pesos-, cuyo pago se gatilla a partir de una expansión de 3,22%. La otra “buena noticia” es que, al parecer, el gobierno parece estar dispuesto a sincerar las verdaderas estadísticas de la economía argentina, un reclamo de larga data y generalizado.
Pero hasta aquí llegan las consecuencias -a priori- positivas. Es que este cambio necesario hacia un Indec creíble puede ser leído por el mercado como mero oportunismo, debido a estas consecuencias favorables para el Tesoro. Y ¿por qué no sería leído de esa manera cuando la medida viene de un gobierno que tiene mala reputación en esta materia, entre otras? Si esto es así, lo que haría este anuncio es complicar la estrategia oficial para conseguir financiamiento externo, una de las principales esperanzas de las autoridades para demorar o suavizar el ajuste en marcha y llegar lo mejor parados posible a 2015, sostiene Sica. En esa línea, el último informe del Banco Ciudad de Buenos Aires ha considerado que, si bien era necesario corregir las estadísticas, la Argentina sigue deteriorando su reputación internacional como deudor, por esa decisión de unificar unilateralmente los datos oficiales, en función de sus necesidades económicas o electorales.
Según los economistas del Banco Ciudad, la clave será ahora que el Gobierno no utilice las reservas del Banco Central que iban a ser destinadas al pago del cupón PBI para gastos de capital, tal como lo permite el Presupuesto Nacional 2014. Según su criterio, la tendencia negativa verificada en el último tramo de 2013 continúa su curso en 2014, previéndose que el Poder Ejecutivo profundice el ajuste posdevaluatorio.
Así las cosas, la economía 2014 se prepara para un escenario recesivo que puede llevar a la industria a un tercer año de caída consecutiva y más dificultades para bienes de consumos durales, según las proyecciones de Abeceb.com.
El escenario base
Una contracción cercana al 1%
Más allá de que se logre anclar relativamente las expectativas y se haga un ajuste gradual de tarifas, la actividad sufrirá un retroceso, del 1%, según Abeceb.com. “La suba de tasas y el salto del dólar se sumó a una economía ya debilitada. Si bien las medidas van en la dirección correcta, sólo es un ajuste necesario”, dice el reporte al que accedió DINERO.
Impacto sectorial
¿Qué actividades se perjudicarán menos?
Según el informe, el ajuste tendrá un impacto sectorial. El mercado interno tiende a contraerse, mientras que Brasil resta, porque crecerá menos del 2% y empujará a la baja al sector automotriz. En cambio, amortiguarán sus efectos sectores como el agro y la minería, ya que tienen orientación externa.
Las economías regionales
El impulso cambiario no será suficiente
La sequía y las heladas tardías repercuten en importantes caídas en las cosechas, según Abeceb.com. Algunas economías (azúcar, cítricos o carnes tradicionales) ya vienen con malas temporadas anteriores. Puede que se observen pérdida en inserción en mercados, fuertes costos logísticos y salariales.